¿Es una buena idea eliminar el régimen CAS?
Esa era la pregunta que rondaba mi cabeza a finales del 2015, trabajaba
para una dependencia pública, bajo la modalidad de contrato por locación de
servicios o SNP.
Mi recorrido por el sector público duró tan solo 1 año y algunos meses, todos sabemos que los procesos para ingresar a estas instituciones son en gran parte por favores políticos o por recomendaciones de personas conocidas que hayan apoyado a la candidatura del actual alcalde o gobernador, pues ese también fue mi caso.
Desde pequeño vi de lejos el entorno político en el cual se desenvolvía mi madre, nunca me involucré a fondo en esos temas o en esas relaciones, sin embargo, llegó el momento en el que esa “participación política”, tuvo que dar sus frutos, es decir, a través de algunos contactos, es que pude llegar a recibir un contrato, ello me generó cierta mezcla de alegría con tristeza, (Tristitia le decía Valdelomar), alegría porque tendría la oportunidad de “trabajar desarrollando mis conocimientos”, tristeza porque hacía un año aproximadamente que yo había ido a dejar mi CV a la oficina de RRHH, sin embargo me llamaron solo por la recomendación de una persona y no por mis méritos ni por mi perfil, en fin esa era la realidad y solo quedaba echarle para adelante.
Cuando ingresé, pensé encontrar lo que es normal en cualquier lugar de
trabajo, conflictos entre personas, entre áreas, procedimientos inconclusos u
obsoletos, trabajadores entusiastas y pesimistas, pero en general a todos al
fin y al cabo apuntando hacia el mismo norte. Ingenuidad total de parte mía.
No puedo hablar peor de las instituciones públicas porque ya ellas hablan por sí mismas, sin embargo hay puntos básicos que no se pueden permitir en una organización, como el de no tener ningún tipo de inducción al ingresar, en general no tenía claro ni siquiera a quien le reportaría sobre mi trabajo, estaba como en un limbo sin saber que hacer, desde el primer día hubo grandes inconvenientes con mi contratación, ya que ingresé a un puesto que ocupaba una persona que ingresó no por los favores políticos, sino por favores de un trabajador interno, “nombrado”, y bueno, entendí que los favores políticos pesan más que los favores de trabajadores internos, el problema era que yo nunca pertenecí a algún grupo político, nunca fui a alguna reunión, no conocía a nadie, excepto a la persona que me ayudó a ingresar, la misma que si había apoyado a la campaña de la actual autoridad. Es difícil explicar la situación, pero a ese nivel de complejidad ascienden los problemas del estado.
“Trabajar en el estado es complicado, no por las funciones, si no por las relaciones humanas, es como estar jugando en modo ULTRA HARD,”
Brahyan Rocha
La experiencia que tuve en general fue muy buena, aprendí todo lo que no se debe hacer en una institución, aprendí sobre la burocracia y las dificultades que existen en el aparato estatal, entendí como se manejan los favores políticos y las repercusiones que tienen sobre la eficiencia, vi como una compañera se amarró al puesto y denunció la desnaturalización de su SNP, vi como los que están en el área de logística “manejan” el dinero público, ¡nuestro dinero!, vi cómo se creaban puestos CAS hechos a la medida de postulantes, de hecho en mi renovación de contrato cumplí la función de hacer los TDR de mi propio contrato, no estoy orgulloso de eso, pero es un poco de realidad entre tanta ilusión.
A los 3 meses, la persona que me fue mi contacto se fue a otra entidad, por lo que era más que seguro no me renovarían el contrato, sin embargo, por alguna razón si lo hicieron, me encantaría atribuirle el mérito a mi desarrollo profesional, a mi desempeño dedicado, a mi esfuerzo por querer cumplir con las tareas encomendadas, y aunque a mí no me quedan dudas que di lo mejor de mí, con todas las limitaciones del contexto, es muy probable que me hayan renovado solo porque pensaban que yo aún tenía mis influencias, bueno, tardaron más de 10 meses en descubrir que yo era un “X”, me preguntaban sutilmente a que movida pertenecía, con que grupo había ingresado, si conocía a la gobernadora, etc. Y aunque mi jefa en ese momento trató de justificar mi permanencia con mi buen desempeño o el trabajo que estaba desarrollando, fue insostenible, no se pudo hacer nada, por que como lo expliqué al principio, en el aparato público, los favores políticos pesan más que cualquier cosa.
Ahí es, donde me encuentro pensando, si realmente vale la pena aferrarse a un trabajo que no produce satisfacciones ni crecimiento, el trabajo debería dignificar, y, sin embargo, ¿era digno estar en un trabajo sin mérito y reconocimiento alguno?, porque si fuese el caso, al tener un contrato desnaturalizado, tenía todo para poder quedarme:
1.
Había subordinación
2.
Existía personalización en el servicio
3.
Recibía dinero a cambio de los servicios.
Bajo estos parámetros solo quedaba hacer el procedimiento de denuncia, era como decidir quedarte en una cárcel sin beneficios ni satisfacciones, pero con lo suficiente para sobrevivir.
En fin, es toda una gran experiencia que me tocó vivir en carne propia, por lo que hablar y saber que implica la eliminación del régimen CAS debe de ser un tema relevante para el contexto, ya que existen aproximadamente 300 mil contratos bajo este régimen.
Para un fácil entender pongo el cuadro de los 3 regímenes generales de
contratación con el estado.
*Nota: También existe, o, mejor dicho, abundan, las contrataciones por
locación de servicios “SNP”, que era mi caso, sin embargo, no creo que el
estado use ello para contratar, porque estaría promoviendo la informalidad ¿no?
Al eliminarse el CAS básicamente quedan los regímenes 276 y 728, en todo
caso estos trabajadores se incorporarían a estos grupos en el lapso de 5 años
de forma progresiva, obteniendo beneficios como el de las gratificaciones, CTS,
estabilidad laboral, entre otras.
Ante la decisión de eliminar el régimen CAS, han surgido cuestionamientos, por un lado están los interesados en la economía saludable del país, que indican que esta acción incrementaría el presupuesto actual en casi 2.5 millones de soles, y que dada la coyuntura es inadmisible semejante endeudamiento, además alegan que los trabajadores CAS ingresan al sector público sin mérito, es decir son puestos políticos, donde además los sueldos son también políticos, por lo que incluirlos de forma automática en estos regímenes sería atentar contra la meritocracia que “existe” actualmente.
Por otro lado, está el grupo que apoya la eliminación de este régimen, apuntando a la injusticia de no tener beneficios completos ni estabilidad laboral, puesto que así como el régimen agrario, su creación fue transitoria, sin embargo el régimen ya tiene funcionando más de 10 años, pasando por una evolución que poco a poco fue rescatando ciertos beneficios sociales, como el de las Horas extras, el subsidio de paternidad, bono de gratificación, entre otros, sin embargo estás modificaciones aun no son suficientes.
Por otro lado, tenemos a la ley servir, que después de tantos años ya debería estar vigente en más de un 70% de instituciones, sin embargo, desde la publicación de su norma menos de un 10% de instituciones la implemento.
Finalmente se debe llegar a un acuerdo, es necesario que se eliminen los regímenes que no respetan los beneficios laborales de los trabajadores, donde no hay carrera administrativa, sin embargo la transición se debe realizar previa evaluación de puestos, teniendo presente que no todos los puestos son necesarios, no todos los sueldos son los justos, porque se debe entender que en su mayoría estos contratos son POLÍTICOS, y muchas de las personas que se encuentran en esos puestos posiblemente no tienen las competencias necesarias para estar en él, si no es por el “favor”. Habrá los casos donde si ha existido un mérito, el sueldo está acorde al puesto y al perfil, por lo que se debe de hacer un trabajo exhaustivo, SERVIR tenía más o menos esa función, sin embargo, como seguimos esperando tanto tiempo, mientras tanto estamos acorralados en una agonía, donde si se ve luz al final de túnel, pero es la luz de otro tren que viene contra nosotros. La decisión de no hacer nada y dejarlo todo como está no es la vía, pero, la solución de hacer las cosas a la prepo, sin medir las consecuencias o haciéndolo solo por el mero acto populista, tampoco soluciona nada, ¿no se les hacer raro que todo lo que queremos solucionar este año, son problemas que los tuvimos desde hace mucho?, AFPS, ONP, Régimen agrario, CAS, privatizaciones, etc.
Me queda claro que este congreso aserto en poner en agenda temas importantes sobre la mesa, pero también me queda claro que este congreso es incompetente para resolver estos temas, quieren hacer las cosas solo por populismo, a la criolla como decimos aquí, y ese es nuestro castigo por ignorar lo que sucede en el que quehacer social, somos ignorantes, ingenuos o mejor dicho “giles”, como también decimos aquí. Esperemos las cosas se tomen con la seriedad del caso y nuestros representantes estén a la altura ética, moral, e intelectual de entender el contexto actual.